100 Años Comisión Nacional de Educación Física - 2011

Detalles Técnicos:

  • Fecha de emisión: 20/07/2011
  • Código: 2011-24-c
  • Valor: $ 12 (pesos uruguayos)
  • Diseño gráfico: Alejandro Muntz
  • Dentado
  • Tirada: 15.000 sellos
  • Imprenta: Sanfer SRL
  • Plancha: compuesta por 25 sellos
  • Tema: Celebraciones/Conmemorativo

Reseña

100 Años Comisión Nacional de Educación Física

La creación de la Comisión Nacional de Educación Física y su contexto.

El 7 de julio de 2006 se cumple un siglo de la primera iniciativa legal referida a la promoción de los deportes en Uruguay. Con esa fecha, el entonces Presidente Don José Batlle y Ordóñez, a través de su Ministro de Interior (y sucesor) Dr. Claudio Williman remite al parlamento un proyecto de ley creando los “Juegos Atléticos” de carácter anual. La Comisión de Fomento de Diputados, que le correspondió informarlo, propone además de la realización de aquellos “Juegos”, la creación de un organismo que promoviera toda la actividad física: la Comisión Nacional de Educación Física.

Ello recién se aprobó exactamente cinco años después (el 7 de julio de 1911). Los “Juegos Atléticos” nunca llegaron a realizarse como fueron pensados. Solo se llevaron a cabo algunos campeonatos de atletismo durante dos años (1913 – 1914) en el Parque Central, para después abandonarse la idea. No así lo referente a la Comisión Nacional, que tuvo un desempeño relevante en el área del deporte y la educación física, que dio motivo a recibir la Copa Olímpica en 1925 otorgada por el COI por su labor de promoción del deporte e incluso, que dos países de Latinoamérica, Perú y Colombia, replicaran en sus territorios la iniciativa oriental.

Recientemente, la Comisión Nacional de Educación Física se transformó en Ministerio de Deporte y Juventud y luego, en el de Turismo y Deporte.

Nos parecía relevante, al cumplir cien años de la primera proposición, intentar contextualizar aquel hecho trascendente y relatar – aunque brevemente – sus primeros pasos.

La creación de la C.N.E.F.

En este marco había surgido la idea de hacer juegos atléticos anuales. Así lo propuso Batlle y Ordóñez el 7 de julio de 1906.

El proyecto pasó a la Comisión de Fomento de la Cámara de Diputados. Allí lo tomaron personalidades del calibre de Domingo Arena, Santiago Rivas y Víctor Soudriers. Y transforman la idea inicial, sin dejar de promover la “Juegos Atléticos”, en la creación de un organismo que promocionara todo los que tenga que ver con la actividad física. La Comisión de Fomento aprobó su informe el 13 de noviembre de ese año (1906).

La creación de la Comisión Nacional de Educación Física bajo la superintendencia del Poder Ejecutivo deberá dirigir y encaminar todo lo referente a esta cuestión, atribuyéndosele desde ya un importante programa (…)

Entre ese programa, merecen destacarse, entre otros, los siguientes fines:

“b) La formación de asociaciones de cultura física racional”

“e) Fomentar la fundación de plazas de plazas de juego, gimnasios, baños públicos y stand de tiro”

“g) Organizar conferencia públicas en los establecimientos nacionales, para los padres de familia, sobre higiene infantil”

“h) Combatir las causas del deterioro físico, en la infancia y juventud, de todas las clases sociales”

“i) Proyectar un plan racional de educación física obligatoria en las escuelas de instrucción primaria y en los establecimientos de instrucción secundaria”

Aprobada la creación de esta comisión – que ha de ser honoraria – corresponde la designación de su primer elenco. Para presidirla, Batlle eligió el 7 de agosto de 1906 a Juan A. Smith. Éste era un connotado dirigente blanco, integrante del grupo secesionista que, en 1903, posibilitó la llegada de Batlle a la presidencia. Había sido compañero de Don José en 1880, cuando éste fundó la Academia Montevideana de Gimnasia, Esgrima y Tiro. Luego acompaño al joven militante colorado, cuando ambos partidos organizaron desde Buenos Aires la Revolución del Quebracho en 1886, que terminó en rotundo fracaso.

Junto a Smith, Batlle designó a Rodolfo de Arteaga, conocido dirigente deportivo, a Pedro Towers de la Asociación Cristiana de Jóvenes, a Héctor R. Gómez, diputado y presidente de la Liga Uruguaya de Fútbol, a Carlos Sturzenegger, presidente del Montevideo Rowing, a Manuel Aubriot, presidente del Círculo de Armas, a José Zamora, Presidente del Touring Club (que se encargaba del ciclismo y del atletismo en Uruguay), al Dr. Eduardo Brito del Pino, rector de la Universidad, al Dr. Abel Pérez, inspector nacional de Instrucción Primaria, al Dr. Alberto Vidal y Fuentes, presidente del Consejo Nacional de Higiene (equivalente al Ministerio de Salud Pública) y al Cnel. Albert Schweizer, director de la Academia Militar.

Las primeras iniciativas importantes (además de auspiciar algunas actividades como fueron una gran exhibición de gimnasia escolar organizada por el Prof. Alejandro Lamas y alguna que otra conferencia sobre el tema) se refirieron a tres proyectos aprobados en 1912. El primero de ellos se llamó de la “Palestras Escolares”, es decir, la instalación de gimnasios en las escuelas. La segunda, la construcción en Punta Carretas del “Stadium Nacional de Montevideo”.

Finalmente, la única que se llevó a cabo: las “Plazas Vecinales de Cultura Física”, inspiradas en la experiencia norteamericana de las “American Playgrounds” a través de la lectura, por Smith, del libro homónimo de Everett B. Mero.

En junio de 1913 se concreta esta idea en la Plaza de Deportes Nº 1 en el arranque de la calle Sarandí, junto a la escollera del mismo nombre, siendo designado su director el italiano Prof. Rafael Galli. Le seguirá a mediados de 1915 la Plaza Nº 2 en el barrio de Goes y en octubre, la Nº 3 en el Parque Urbano (luego Rodó), abarcando los terrenos del Rincón Infantil, de las canchas de Defensor Sporting y las que actualmente ocupa esa dependencia.

Ya a esa altura, había cambiado la integración de la Comisión. Smith debió retirarse al tener un grave quebranto económico que hizo que tuviera que cerrar su pollería instalada en el barrio de La Aguada. La jerarquía de esta nueva Comisión se vislumbra con sólo mencionar sus integrantes: José Batlle y Ordónez (que recién dejaba la presidencia de la República), el Dr. Claudio Williman (otro ex presidente, en ese momento rector de la Universidad), el Arq. Manuel Aubriot (constructor del edificio de la Universidad), el Dr. José M. Delgado (diputado y dirigente de Nacional), el Dr. Alberto Galeano (prestigioso médico), el Dr. Francisco Ghigliani (diputado y fundador de la federaciones de natación, básquetbol, voleibol, entre otras, luego senador, ministro y creador del SODRE), el Dr. César Miranda (diputado), el Dr. Atilio Narancio (dirigente de Nacional y luego presidente de la AUF), el Cmte. Roberto Riverós, director de la Escuela Militar, el Dr. Abel Pérez inspector nacional de Primaria y el Dr. Alfredo Vidal y Fuentes, presidente del Consejo Nacional de Higiene.

El ciclo inicial se iba a cerrar finalmente con la creación de la Federación Deportiva Uruguaya, organismo dependiente del la C.N.E.F. presidido por el Dr. Ghigliani e integrada por los presidentes de la federaciones deportivas, cuya misión era promover la fundación de agrupamientos federales en aquellas especialidades que no existieran y con la tarea de supervisar su funcionamiento, actuando con potestades de tribunal de alzada y de aprobación de resultados y calendarios. Duró hasta 1918 y fundamentó la idea, luego desmentida en los hechos, de la existencia de un “organismo rector del deporte”

Conclusiones

Parecería que, en el período que nos ocupa, estaban dadas las mejores condiciones para la creación de un aparato del estado (al principio pequeño pero prestigioso) dedicado a orientar y promover la práctica de aquellas actividades que estaban apareciendo relacionadas con lo corporal. Los nuevos significados que iba teniendo el cuerpo para las concepciones modernistas determinaban que alguien debía promocionarlas y organizar su vigilancia.

En ese marco, el estado aparecía como el único que podía ocuparse de estas tareas, dado que la sociedad civil era muy débil y desorganizada, a más de responder casi con exclusividad a sectores con fuerte arraigo en las comunidades extranjeras, como eran los pocos clubes y asociaciones existentes en esa época.

Ese disciplinamiento, y especialmente el combate a los “vicios sociales”, no podían quedar al azar y junto con los órganos represivos (especialmente la Policía), la escuela y la medicina, la actividad física se convirtió en un agente privilegiado del orden y la salud. Sus orígenes militares y sus formas organizativas así lo aseguraban. De ahí que entre los fines de la C.N.E.F. explícitamente se estableciera que su función era la de “Combatir las causas del deterioro físico, en la infancia y juventud, de todas las clases sociales”

Por lo que no puede sorprendernos que a su cargo estuvieran los famosos “Batallones escolares”, las “Vanguardias de la Patria” y más atenuadamente, los Boys Scout Uruguayos, en su versión laica. Las clases de gimnasia y después de calistenia, eran buenos instrumentos para lo que se necesitaba.

Pero otro costado marcaba estas iniciativas. Anticipándose veinte años a Gramsci, el batllismo rápidamente comprendió que, para llevar adelante su proyecto, debía hegemonizar la mayor cantidad de actividades sociales de una comunidad que se transformaba velozmente.

Así como no fue casualidad que las principales figuras de la intelectualidad integraron sus filas (desde Figari a Fernández Ríos, Zum Felde o Zavala Muñiz), tampoco fue casualidad que el movimiento deportivo estuviera dirigido por importantes figuras del batllismo desde comienzos del siglo XX, predominio que, a comienzos del siglo XXI, se mantiene en toda su vigencia.

Para ello usó todo el poder del estado, orientando desde allí sus principales manifestaciones y optando por una corriente opuesta al liberalismo, en el manejo del tema del amateurismo deportivo.

Para finalizar, una constatación, que no deja de inquietar. Si bien el contexto histórico y la realidad social son ampliamente diferentes, sorprende la cantidad de situaciones, propuestas, avances y rechazos que coinciden total o parcialmente con la realidad actual. Inclusive, muchos de los actores de aquella época, sus argumentos, sus intereses y sus formas de actuar, parecen revivir cien años después, con toda su fuerza y lozanía. Un tema para ahondar en la investigación, con el desafío asociado de tener que expedirnos sobre situaciones que estamos viviendo contemporáneamente.

 

Información cedida por la Prof. Marta Gomensoro (Asesora de la DINADE).

 

$0.40 USD -